11 Mar El Teletrabajo ¿una solución responsable?
Desde hace dos décadas aproximadamente el teletrabajo o trabajo a distancia se ha convertido en una de las fórmulas de flexibilidad laboral que más son reclamadas por los/as empleados/as, y más usadas por autónomos/as y personas con diversa actividad.
Mientras en Islandia o Reino Unido el porcentaje de personas que teletrabajan habitualmente sube hasta el 25%, en España esta cifra no sobre pasa el 3%, siendo el 27% de las empresas españolas las que confirman que “estarían dispuestas a implantarlo”. Para muestra más notable, sólo un 7% de las personas ha teletrabajado alguna vez en su vida laboral. Sin duda lo más destacado es que el 92% de las grandes empresas ofrecen el teletrabajo como una opción, mientras que las empresas de menos de 10 empleados reducen esa estadística al 36%. (Fuente: INE y Eurostat).
La cultura española muy basada en el presencialismo, la sociabilización, y con un notable retraso en la adaptación o transformación digital o tecnológica, son algunas de las causas de esa diferencia con los países a la cabeza de esta dinámica de evolución del desempeño laboral.
En estos días y debido a la crisis del coronavirus las empresas han “forzado la maquinaria” para adaptarse y adentrarse en el mundo del Teletrabajo. Desde el Instituto Internacional del Valor Compartido hemos podido consultar con algunas empresas suministradoras de plataformas online de reuniones y formaciones que nos han indicado el incremento en un 300% de sus contrataciones en los últimos 5 días. Y es que sin dudas las crisis son también fuente de oportunidades y evoluciones. La adaptación del ser humano es una de sus mayores capacidades.
Pero deberíamos preguntarnos ¿Es el teletrabajo una solución responsable siempre? Pues según lo entendemos en el IIVC la respuesta debería ser: podría serlo, pero puede no serlo.
Según hemos podido estudiar en nuestros laboratorios de ideas debemos destacar los siguientes problemas o aspectos negativos.
Control del tiempo: Existe un riesgo evidente de un exceso de horas de trabajo o una falta de control horario. Desde el IIVC entendemos que esto es doblemente poco responsable: Por una parte, ofrece una productividad en reducción por el agotamiento del trabajador según pasa el tiempo lo que repercutirá también en su salud; y por otra parte ofrece unos resultados de productividad que impiden a la empresa valorar las nuevas contrataciones o las mejoras de las condiciones laborales del empleado.
Salud, higiene y confort: La empresa debe controlar, pero tiene limitada la posibilidad de control, sobre las condiciones adecuadas o no del trabajador en su espacio de trabajo. Si cuenta con el mobiliario adecuado, si mantiene rutinas o posturas saludables, si la iluminación es la correcta, etc.
Sicología y afectividad: Se elevan la alerta potencial por posibles aspectos sicológicos o emotivos derivados de la soledad, la falta de relación con el resto, el contacto personal y directo, que en algunos casos pueden llevar a graves problemas de salud, así como a falta de motivación o pérdida de noción de la realidad.
Condiciones laborales: Se entiende, pero en muchos casos es una tarea pendiente que las condiciones laborales deben modificarse de acuerdo con el cambio en la forma de trabajo. El empleado está asumiendo gastos que deberían imputarse parcialmente a la empresa (luz, conectividad, mobiliario, etc.), y determinados riesgos que no son siempre resueltos (riesgos cibernéticos, de protección de datos, etc.).
Por tanto, según entendemos, un Teletrabajo Responsable debería contar con los siguientes aspectos principales, que resumimos en esta infografía. De esta forma estaríamos hablando de responsabilidad social corporativa, pero de una forma responsable. Seamos conscientes que siempre hay una oportunidad para la innovación y la mejora, pero que la falta de análisis, asesoramiento, actitud crítica, información, planificación y constante evaluación también puede llevarnos a dar pasos bienintencionados pero mal ejecutados.
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